El Yo es un capricho

Publicación automática. Estoy sin Internet en casa! =P



De alguna manera, todo lo que tiene algún valor para este Yo es por un capricho de la mente que, continuamente, está dando valor o desvalor al pasado, a los pensamientos, a las personas, a las cosas, a los hechos y a las situaciones. ¿Cuál es el fundamento, por parte de este Yo, de la determinación de un hecho como valorable o no valorable? Y si el hecho ha sido algo agradable, ¿cuál es el fundamento de esta primigenia categorización? No veo demasiados fundamentos sólidos... Si el golpe en la nariz de la trifulca juvenil ha resultado un hecho completo desagradable, ¿es acaso el dolor físico un determinante?

El desafío está en entender que si una persona continúa explorando en el nivel de las palabras, ese Yo tradicional seguirá con sus caprichos y establecerá lo agradable y desagradable del mundo de la misma manera en que lo ha venido haciendo, según su ya tradicional capricho. ¿Por qué? Pues porque en explorar a nivel del lenguaje no hay comprensión. Es algo obvio: las palabras están en el orden de la descripción y no del descubrimiento (o exploración). Lo que descubre es la propia percepción. Por lo tanto, es requerido una exploración sin las palabras. ¿Es eso posible?

Me parece que no hay fundamentos, que el Yo psicológico es un capricho el cual, sin más, viene y monta un escenario sobre el mismo árbol natural de la existencia, se sienta en la silla que construyó, y dicta lo que es realidad según el filtro de su cultura: el Yo psicológico edifica la pared artificial y a todo ese mundo recortado le llama realidad.

¿Por qué el Yo se cree sus escenarios en un capricho que se retroalimenta? Revolución es ver el escenario, desarmarlo y entender lo que «es» detrás de él.

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Imagen: http://www.hw.ac.uk/news-events/news/psychology-degree-programme-comes-top.htm

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